sábado, 25 de octubre de 2008

El proyecto un portátil para cada niño puede ser de gran utilidad en el intento de hacer desaparecer la brecha digital ( es la separación que existe entre las personas que utilizan la TIC, como una parte rutinaria de su vida y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben utilizarlas).
A mi juicio el proyecto presenta algún que otro peligro. En primer lugar porque el portátil no deja de ser una herramienta de aprendizaje y por lo tanto debe ir acompañada de un buen aprendizaje para poder ser utilizado.
Por otro lado, los ordenadores portátiles son bienes de consumo sujeto a fuerte demanda lo que genera el peligro de que alrededor de su distribución y entrega surjan actuaciones corruptas.
Considerando que las dificultades expuestas son debidamente previstas, el proyecto puede generar efectos muy beneficiosos y ayudar a que las generaciones de estudiantes de países en vías de desarrollo aumenten su formación y sus oportunidades de integración.
Proyectos como estos hacen que se vaya luchando por el Darwinismo Social que tuvo lugar en la primera fase, en la que llegan las tecnologías de información y comunicación (TIC), teniendo acceso los grupos dominantes y quedando excluidos grupos que no pueden acceder a ellos . Sin duda, en cuanto se dota de una herramienta de integración social y laboral a grupos de niños antes excluidos, el proyecto permitirá invertir el efecto Mateo (aumento de las desigualdades sociales, el tiene más, tenga más y los que tengan menos tengan menos) y, con ello, colaborar en la reducción de las diferencias entre el mundo rico, informado y conocedor y el mundo que no tiene acceso al conocimiento. Se acabaría con la Brecha digital.